Mi
seguridad se iba esfumando conforme me acerca al baño.
¿Qué
demonios estaba haciendo?
Tenía
los nervios de punta y las piernas me temblaban.
Creo
que nunca en la vida había estado tan nerviosa.
Es
decir, no era virgen, Dios sabía que distaba mucho de serlo después de años de
soportar a Adam. Adam y sus abusos. Adam y su locura. Adam y sus gustos.
Toda
la mierda que tenía en mi vida giraba en torno a Adam y mis padres.
Pero
por primera vez esto no se trataba de ellos, ni tampoco de tener sexo con un
completo y ardiente desconocido. NO.
SE
TRATABA DE MI.
De
demostrarme que era libre…libre para hacer lo que quería…libre para vivir.
Admitirlo
me dio más confianza, al menos la poca confianza que podría tener hasta que
James descubriera ciertas cosas.
Negué
con la cabeza.
Ahora
o nunca.
Me
paré frente a la puerta del baño, que se abrió como si James supiera el exacto
momento en que estaría allí.
Me
miró con detenimiento.
Sabía
que pensaba que podría arrepentirme. Una chica como yo, a sus ojos, no sería
capaz de algo así.
Pero
no podía hacerlo.
Tenía
que demostrarme algo.
¿Qué?
Aún no lo sabía.
Con
los ojos fijos en los de James entré al baño, cerrando la puerta detrás de mí
con delicadeza.
Ahora
sí, las piernas me temblaban.
¡Sentía
que me iba a dar un no sé qué!
Imagino
que es así como se sentían las chicas cuando estaban por perder su virginidad.
Cuando estaban por tener sexo por primera vez.
Era
una locura sentirme así. Una completa locura.
Pero
así era exactamente como me sentía.
No
sabía qué hacer.
No
sabía qué decir.
Me
sentía torpe.
James
se acercó a mí, acariciando delicadamente mi mejilla con sus manos.
Un
escalofrío recorrió mi cuerpo.
Electricidad
pura, era lo que había entre nosotros. Magnetismo. Atracción. Deseo. Lujuria.
Pasión.
—¿Sabes
que eres hermosa, no es así? —. Preguntó acercándose a mí.
Casi
quería llorar.
Nunca
nadie que no fuera Jase, ni siquiera Adam, me había llamado hermosa.
Tragué
saliva nerviosamente.
Negué
con la cabeza.
Puse
mis manos tímidamente en su pecho, acariciando lentamente cada centímetro de su
cuerpo.
Su
mano tomó mi barbilla y me hizo mirarlo a los ojos.
No lo podía negar, cada vez que lo veía a los ojos y me regresaba la mirada…me
sentía…desnuda. De una manera más allá de lo físico.
—Eres
hermosa…la mujer más hermosa que nunca haya visto…y créeme que he conocido a
cientos de mujeres a lo largo de mi vida en mi trabajo—susurró con esa voz
tan…sensual…tan masculina.
Ese
hombre era lujuria incluso cuando hablaba.
Me
sentía descolocada.
—No
sabes las ganas que tengo por besarte—siguió hablando en susurros mientras
acercaba sus labios a los míos.
Los
rozó ligeramente.
Besó
la esquina de mi labio.
Se me
cortó la respiración.
—¿Me
dejas besarte? —. Pidió bajando su voz un tono más.
Cerré
los ojos mientras tomaba la iniciativa y juntaba mis labios con los suyos
apenas terminaba de hablar. Comenzamos besándonos suavemente, casi
infantilmente, por más tonto que fuera en la situación.
El
hombre…tenía los labios más suaves que había sentido alguna vez.
Aunque
los únicos otros labios que había besado alguna vez fueron los de Jase…y Adam.
Ignoré
cualquier posible pensamiento de Adam, no me compadecería de mí misma mientras
tenía al hombre más sexy, que existía por el momento, besándome.
Me
concentré en James.
El
sabor de su boca…era…no sabía cómo decirlo.
Es
como si probara el sabor de James.
—Me
vuelves loco—dijo cuándo se separó de mí y recargó su frente contra la mía.
El
hombre me volvía loca a mí.
Nunca
creí que besar a alguien se podría llegar a sentir así.
Sus
manos recorrían lentamente mis caderas.
—Me
vuelves loca—admití recorriendo cada centímetro de sus musculosos y fuerte
brazos.
¿Cuántas
horas de ejercicio hacía al día?
—Quiero
besar cada parte de tu cuerpo—respondió besando mi cuello y pasando su lengua
sobre mi piel.
Estaba
por responder cuando comenzó a dar pequeños mordiscos. Esa sensación
era…simplemente…WOU. Eché la cabeza hacia atrás para darle total acceso a mi
cuello.
Me
abrazó fuertemente, juntándome contra su cuerpo y dejándome sentir la dureza de
él.
—¿Quieres
continuar con esto? —. Preguntó momentos después.
Casi
quería poner los ojos en blanco por lo oportuno de su pregunta.
Armándome
de valor, puse mi mano sobre su entrepierna, estaba siendo una descarada y lo
sabía. Me gustaba.
—¿Lo
preguntas justo ahora? —pregunté de regreso dándole un pequeño apretón.
Sostuvo
el aire y su mirada helada calentó cada parte de mi cuerpo.
—Tienes
razón—concedió quitando mi sudadera y dejándola en el lavabo.
—Alguien
podría venir—recordé tontamente.
Me
miró orgullosamente
—Nadie
vendrá—. Aseguró.
OH
DIOS.
—¿Cómo
lo sabes?
—En
verdad, ¿Quieres que te diga?
Lo
pensé por un segundo.
—No me
digas—pedí sin querer saber qué tontería debía haber hecho.
Tomé
el borde de su suéter y lo alcé sin poder resistir un momento más a su juego de
seducción. Maldita sea. El hombre podría tener la paciencia de un santo…pero yo
no.
—Quítatela—le
ordené sin poder reconocerme a mí misma.
Sus
ojos brillaron con diversión.
Me
soltó y se sacó el suéter quedando completamente desnudo de la cintura para
arriba, únicamente tenía un collar con un pequeño nudo celta. Dejó su ropa
sobre la mía en el lavabo.
—No
tengo tu paciencia de santo—advertí mirándolo.
Me
sonrió.
—Ni yo
la tengo—confesó acercándose a mí y apretándome contra él nuevamente—. Y es por
eso que en menos de 10 segundos seremos unos completos salvajes entregados a la
pasión, tan cliché como suene.
Reí de
sus palabras.
Creo
que el día de hoy, en menos de dos horas, había reído más de lo que lo había
hecho el año pasado.
Tuve
una idea.
—¿Tienes
tu celular?
—Sí—respondió
confundido.
—Pongamos
música—propuse.
Él me
sonrió divertido.
—¿Quieres
música?
—Sí,
antes de que seamos unos salvajes y no podamos hacer otra cosa que no sea
follar como conejos—. Expliqué seriamente.
Ahora
fue él el que rió con soltura.
Negó
con la cabeza.
—Eres
única—dijo entregándome su iPhone.
Rápidamente
busqué su lista de canciones. Tony Bennett destacaba más.
Seguí
buscando.
BINGO.
Sexy
back de Justin Timberlake comenzó a sonar en los altavoces del teléfono.
James
me sonrió complacido.
Un
segundo después me abordó rápidamente, besándome con una pasión que hasta ese
momento me había sido desconocida.
I’m
bringing sexy back
Them other
boys don’t know how act
I think
you’re special, what’s behind your back?
So turn
around and I’ll pick up the slack
Take ’em to
the bridge, C’mon!
James
quitaba desesperadamente mi camisa y no apartaba sus labios de los míos, si era
así como se sentía el tener sexo con alguien… Estaba comenzando a gustarme.
Olvidé
todo y simplemente disfruté.
Todo
se volvió un lio de ropas y brazos.
Su
pantalón desapareció.
El mío
también.
Mi
sostén se fue.
Su
bóxer también.
Y así
seguimos hasta estar completamente desnudos y riendo por nuestra torpeza en un
lugar tan pequeño.
Dirty babe,
you see these shackles? Baby I’m your slave
I’ll let
you whip me if I misbehave
It’s just
that no one makes me feel this way
James
cantaba en voz baja y ronca la canción para mí.
Sonrió
especialmente con esa última línea para mí, mirándome a los ojos y rogándome
con la mirada algo. No sabía qué.
Sus
manos recorrieron mi espalda y cuando tocó un lugar en mis costillas no pude
evitar soltar un gemido doloroso.
Dejó
de cantar y la música siguió sonando.
Me
miró confundido haciéndome girar hacia un lado para ver mi costado derecho.
Solo
lo escuché soltar el aliento en un jadeo.
—¿Qué
te pasó? —. Preguntó preocupado.
Cerré
los ojos.
—Un
accidente de carro…la semana pasada…son solo moretones afortunadamente—respondí
con voz monótona.
—¿Estás
bien?
—Sí,
ya casi no siento dolor—. Aseguré y me imaginé que de un momento a otro mi
nariz crecería como la de pinocho.
Lo
jalé hacia mí, juntando mis labios con los suyos nuevamente.
—Fóllame—rogué
en voz baja, intentando dejar atrás el momento incómodo que habían causado mis
moretones.
Sabía
por qué James se había asustado. En mi costado derecho, a la altura de mis
costillas y un lado de mi espalda, estaba un moretón enorme. Un moretón enorme
que en realidad era la unión de muchos de ellos causados por patadas.
I’m
bringing sexy back
Them other
fuckers don’t know how to act
Come let me
make up for the things you lack
‘Cause
you’re burning up I gotta get it fast
Justin
seguía sonando mientras James me tomaba por las caderas y me hacía rodear su
cintura con mis piernas. En ningún momento dejamos de mirarnos.
—Te
deseo con locura—respondió antes de girar sus caderas y moverme lentamente
hasta estar en la posición adecuada para sentirlo en mi entrada.
Jadeé.
—Te
deseo también—dije y con una fuerte estocada se hundió en mí, ambos jadeamos.
Estaba
segura que él era más grande que Adam, y
me estiraba de una manera que nunca había sentido.
Salió
de mí y nuevamente volvió a penetrarme.
No
podía más que hacer un pequeño gemido.
Dirty babe,
you see these shackles? Baby I’m your slave
I’ll let
you whip me if I misbehave
It’s just
that no one makes me feel this way
Gruñó
James al unisonido que Justin y continuó penetrándome una y otra vez.
Era
una locura.
Y era
perfecto.
Sus
manos me sostenían por el trasero mientras golpeaba sus caderas contra las mías
y yo recorría con mis manos su pecho y espalda.
La
piel de James era perfecta.
Todo
su cuerpo estaba uniformemente bronceado, o quizá así fuera su color natural de
piel.
Continuamos
moviendo las caderas hasta que nos corrimos, él mirando fijamente mis ojos y yo
los de él.
Nunca
había tenido un orgasmo como el que me provocó ese sexi y perfecto hombre, creo
que hasta ahora nunca había sentido un orgasmo como ese.
¿Cuántas
“primeras veces” tendría con ese adonis?
No fue
hasta que recuperé la conciencia y dejé de jadear por aire, que me di cuenta de
algo importante. No habíamos usado condón.
Creo
que después de todo si podría conseguir más mierda de la que tenía. DIOS, ¿Por
qué tenía tan mala suerte en la vida?
Me encanta esta historia! Me gustaría seguir leyéndola, cuándo la públicas?
ResponderEliminarGenial la historia me gusto mucho...ojala subas capitulos pronto ..saludos
ResponderEliminar