domingo, 22 de septiembre de 2013

Capítulo 3

Mi seguridad se iba esfumando conforme me acerca al baño.
¿Qué demonios estaba haciendo?
Tenía los nervios de punta y las piernas me temblaban.
Creo que nunca en la vida había estado tan nerviosa.
Es decir, no era virgen, Dios sabía que distaba mucho de serlo después de años de soportar a Adam. Adam y sus abusos. Adam y su locura. Adam y sus gustos.
Toda la mierda que tenía en mi vida giraba en torno a Adam y mis padres.
Pero por primera vez esto no se trataba de ellos, ni tampoco de tener sexo con un completo y ardiente desconocido. NO.
SE TRATABA DE MI.
De demostrarme que era libre…libre para hacer lo que quería…libre para vivir.
Admitirlo me dio más confianza, al menos la poca confianza que podría tener hasta que James descubriera ciertas cosas.
Negué con la cabeza.
Ahora o nunca.
Me paré frente a la puerta del baño, que se abrió como si James supiera el exacto momento en que estaría allí.
Me miró con detenimiento.
Sabía que pensaba que podría arrepentirme. Una chica como yo, a sus ojos, no sería capaz de algo así.
Pero no podía hacerlo.
Tenía que demostrarme algo.
¿Qué? Aún no lo sabía.
Con los ojos fijos en los de James entré al baño, cerrando la puerta detrás de mí con delicadeza.
Ahora sí, las piernas me temblaban.
¡Sentía que me iba a dar un no sé qué!
Imagino que es así como se sentían las chicas cuando estaban por perder su virginidad. Cuando estaban por tener sexo por primera vez.
Era una locura sentirme así. Una completa locura.
Pero así era exactamente como me sentía.
No sabía qué hacer.
No sabía qué decir.
Me sentía torpe.
James se acercó a mí, acariciando delicadamente mi mejilla con sus manos.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Electricidad pura, era lo que había entre nosotros. Magnetismo. Atracción. Deseo. Lujuria. Pasión.
—¿Sabes que eres hermosa, no es así? —. Preguntó acercándose a mí.
Casi quería llorar.
Nunca nadie que no fuera Jase, ni siquiera Adam, me había llamado hermosa.
Tragué saliva nerviosamente.
Negué con la cabeza.
Puse mis manos tímidamente en su pecho, acariciando lentamente cada centímetro de su cuerpo.
Su mano tomó mi barbilla y me hizo mirarlo a los ojos.
No lo podía negar, cada vez que lo veía a los ojos y me regresaba la mirada…me sentía…desnuda. De una manera más allá de lo físico.
—Eres hermosa…la mujer más hermosa que nunca haya visto…y créeme que he conocido a cientos de mujeres a lo largo de mi vida en mi trabajo—susurró con esa voz tan…sensual…tan masculina. 
Ese hombre era lujuria incluso cuando hablaba.
Me sentía descolocada.
—No sabes las ganas que tengo por besarte—siguió hablando en susurros mientras acercaba sus labios a los míos.
Los rozó ligeramente.
Besó la esquina de mi labio.
Se me cortó la respiración.
—¿Me dejas besarte? —. Pidió bajando su voz un tono más.
Cerré los ojos mientras tomaba la iniciativa y juntaba mis labios con los suyos apenas terminaba de hablar. Comenzamos besándonos suavemente, casi infantilmente, por más tonto que fuera en la situación.
El hombre…tenía los labios más suaves que había sentido alguna vez.
Aunque los únicos otros labios que había besado alguna vez fueron los de Jase…y Adam.
Ignoré cualquier posible pensamiento de Adam, no me compadecería de mí misma mientras tenía al hombre más sexy, que existía por el momento, besándome.
Me concentré en James.
El sabor de su boca…era…no sabía cómo decirlo.
Es como si probara el sabor de James.
—Me vuelves loco—dijo cuándo se separó de mí y recargó su frente contra la mía.
El hombre me volvía loca a mí.
Nunca creí que besar a alguien se podría llegar a sentir así.
Sus manos recorrían lentamente mis caderas.
—Me vuelves loca—admití recorriendo cada centímetro de sus musculosos y fuerte brazos.
¿Cuántas horas de ejercicio hacía al día?
—Quiero besar cada parte de tu cuerpo—respondió besando mi cuello y pasando su lengua sobre mi piel.
Estaba por responder cuando comenzó a dar pequeños mordiscos. Esa sensación era…simplemente…WOU. Eché la cabeza hacia atrás para darle total acceso a mi cuello.
Me abrazó fuertemente, juntándome contra su cuerpo y dejándome sentir la dureza de él.
—¿Quieres continuar con esto? —. Preguntó momentos después.
Casi quería poner los ojos en blanco por lo oportuno de su pregunta.
Armándome de valor, puse mi mano sobre su entrepierna, estaba siendo una descarada y lo sabía. Me gustaba.
—¿Lo preguntas justo ahora? —pregunté de regreso dándole un pequeño apretón.
Sostuvo el aire y su mirada helada calentó cada parte de mi cuerpo.
—Tienes razón—concedió quitando mi sudadera y dejándola en el lavabo.
—Alguien podría venir—recordé tontamente.
Me miró orgullosamente
—Nadie vendrá—. Aseguró.
OH DIOS.
—¿Cómo lo sabes?
—En verdad, ¿Quieres que te diga?
Lo pensé por un segundo.
—No me digas—pedí sin querer saber qué tontería debía haber hecho.
Tomé el borde de su suéter y lo alcé sin poder resistir un momento más a su juego de seducción. Maldita sea. El hombre podría tener la paciencia de un santo…pero yo no.
—Quítatela—le ordené sin poder reconocerme a mí misma.
Sus ojos brillaron con diversión.
Me soltó y se sacó el suéter quedando completamente desnudo de la cintura para arriba, únicamente tenía un collar con un pequeño nudo celta. Dejó su ropa sobre la mía en el lavabo.
—No tengo tu paciencia de santo—advertí mirándolo.
Me sonrió.
—Ni yo la tengo—confesó acercándose a mí y apretándome contra él nuevamente—. Y es por eso que en menos de 10 segundos seremos unos completos salvajes entregados a la pasión, tan cliché como suene.
Reí de sus palabras.
Creo que el día de hoy, en menos de dos horas, había reído más de lo que lo había hecho el año pasado.
Tuve una idea.
—¿Tienes tu celular?
—Sí—respondió confundido.
—Pongamos música—propuse.
Él me sonrió divertido.
—¿Quieres música?
—Sí, antes de que seamos unos salvajes y no podamos hacer otra cosa que no sea follar como conejos—. Expliqué seriamente.
Ahora fue él el que rió con soltura.
Negó con la cabeza.
—Eres única—dijo entregándome su iPhone.
Rápidamente busqué su lista de canciones. Tony Bennett destacaba más.
Seguí buscando.
BINGO.
Sexy back de Justin Timberlake comenzó a sonar en los altavoces del teléfono.
James me sonrió complacido.
Un segundo después me abordó rápidamente, besándome con una pasión que hasta ese momento me había sido desconocida.
I’m bringing sexy back
Them other boys don’t know how act
I think you’re special, what’s behind your back?
So turn around and I’ll pick up the slack
Take ’em to the bridge, C’mon!
James quitaba desesperadamente mi camisa y no apartaba sus labios de los míos, si era así como se sentía el tener sexo con alguien… Estaba comenzando a gustarme.
Olvidé todo y simplemente disfruté.
Todo se volvió un lio de ropas y brazos.
Su pantalón desapareció.
El mío también.
Mi sostén se fue.
Su bóxer también.
Y así seguimos hasta estar completamente desnudos y riendo por nuestra torpeza en un lugar tan pequeño.
Dirty babe, you see these shackles? Baby I’m your slave
I’ll let you whip me if I misbehave
It’s just that no one makes me feel this way
James cantaba en voz baja y ronca la canción para mí.
Sonrió especialmente con esa última línea para mí, mirándome a los ojos y rogándome con la mirada algo. No sabía qué.
Sus manos recorrieron mi espalda y cuando tocó un lugar en mis costillas no pude evitar soltar un gemido doloroso.
Dejó de cantar y la música siguió sonando.
Me miró confundido haciéndome girar hacia un lado para ver mi costado derecho.
Solo lo escuché soltar el aliento en un jadeo.
—¿Qué te pasó? —. Preguntó preocupado.
Cerré los ojos.
—Un accidente de carro…la semana pasada…son solo moretones afortunadamente—respondí con voz monótona.
—¿Estás bien?
—Sí, ya casi no siento dolor—. Aseguré y me imaginé que de un momento a otro mi nariz crecería como la de pinocho.
Lo jalé hacia mí, juntando mis labios con los suyos nuevamente.
—Fóllame—rogué en voz baja, intentando dejar atrás el momento incómodo que habían causado mis moretones.
Sabía por qué James se había asustado. En mi costado derecho, a la altura de mis costillas y un lado de mi espalda, estaba un moretón enorme. Un moretón enorme que en realidad era la unión de muchos de ellos causados por patadas.
I’m bringing sexy back
Them other fuckers don’t know how to act
Come let me make up for the things you lack
‘Cause you’re burning up I gotta get it fast
Justin seguía sonando mientras James me tomaba por las caderas y me hacía rodear su cintura con mis piernas. En ningún momento dejamos de mirarnos.
—Te deseo con locura—respondió antes de girar sus caderas y moverme lentamente hasta estar en la posición adecuada para sentirlo en mi entrada.
Jadeé.
—Te deseo también—dije y con una fuerte estocada se hundió en mí, ambos jadeamos.
Estaba segura que él era más grande que Adam, y  me estiraba de una manera que nunca había sentido.
Salió de mí y nuevamente volvió a penetrarme.
No podía más que hacer un pequeño gemido.
Dirty babe, you see these shackles? Baby I’m your slave
I’ll let you whip me if I misbehave
It’s just that no one makes me feel this way
Gruñó James al unisonido que Justin y continuó penetrándome una y otra vez.
Era una locura.
Y era perfecto.
Sus manos me sostenían por el trasero mientras golpeaba sus caderas contra las mías y yo recorría con mis manos su pecho y espalda.
La piel de James era perfecta.
Todo su cuerpo estaba uniformemente bronceado, o quizá así fuera su color natural de piel.
Continuamos moviendo las caderas hasta que nos corrimos, él mirando fijamente mis ojos y yo los de él.
Nunca había tenido un orgasmo como el que me provocó ese sexi y perfecto hombre, creo que hasta ahora nunca había sentido un orgasmo como ese.
¿Cuántas “primeras veces” tendría con ese adonis?
No fue hasta que recuperé la conciencia y dejé de jadear por aire, que me di cuenta de algo importante. No habíamos usado condón.

Creo que después de todo si podría conseguir más mierda de la que tenía. DIOS, ¿Por qué tenía tan mala suerte en la vida?

2 comentarios:

  1. Me encanta esta historia! Me gustaría seguir leyéndola, cuándo la públicas?

    ResponderEliminar
  2. Genial la historia me gusto mucho...ojala subas capitulos pronto ..saludos

    ResponderEliminar