martes, 24 de septiembre de 2013

Capítulo 2


Supongo que ya que mi último pensamiento fue que no volvería a abrir los ojos,  debería de sorprender de encontrarme aquí haciéndome mil y un ideas de lo que podría esperarme al abrir los ojos y enfrentarme a la realidad.

Y sé que debería estar asustada.

Pero no era así.

Extrañamente ni siquiera podía sentir nada.

Me sentía vacía.

“Así que era esto” pensé tristemente.

En algún había escuchado decir a alguien que cuando una persona se encuentra en una situación extrema, tendía a bloquearse como acto reflejo, algo así como un escudo de seguridad.

Se supone que te proteges contra cualquier daño que pueda romperte emocionalmente.

No hay emociones, por lo tanto no hay nada que pueda romperte.

O eso es lo que había oído.

Pero sin ser capaz de sentir nada, aun así me sentía tan fragil como hace… ¿Hace cuánto tiempo llevaba inconsiente?

En fin, la cuestión es que pensaba que en cualquier momento lo que viera me podría asustar como la mierda y me pondría a llorar a moco tendido.

No era algo divertido de ver, mis papás solían decirme que cuando era pequeña y hacía un berrinche era como una multitud de niños llorosos reunidos en mi pequeño cuerpo.

Según ellos, mis sollozos eran tan ruidosos que lastimaba los oidos, y mi nariz… Dios, mi nariz, se supone que es como un grifo abierto de mocos.

Así que no podrán culparme por no querer demostrar si eso era cierto.

Y aquí me encontraba yo: divagando tontamente.

Pero, hey, ¿Qué otra cosa podías hacer cuando un sexy-caliente-loco-italiano te secuestraba y estaba a punto de matar a tu mejor amigo?

Ese jodido José.

Ese maldito italiano.

Esos estúpidos y miserables, tenía ganas de paterlos a los dos.

¿A quién quería golpear más? No lo sabía.

Por un lado José en algún momento había sido mi mejor amigo… pero por otra parte, el italiano era tan jodidamente atractivo que… que daban ganas de golpearlo hasta arruinar su belleza.

Y como me siento con ganas de divagar más ahora que nadie ha notado que estoy despierta y quiero simular que sigo durmiendo, te contaré mi vida,  seguramente te preguntarás: ¿Qué pasa con José? ¿Por qué paso de ser el amor de mi infantil vida a un bastardo que me había metido hasta la coronilla con su mierda? ¿Quién demonios es el sexy-jodido-loco-caliente-italiano? ¿Cómo es que yo, la más asustadiza chica mexicana que podrías encontrar en toda la República Mexicana, se encontraba tan tranquila después de haber sido algo así como “accidentalmente” secuentrada por el hombre más caliente y loco del planeta, o por lo menos de Italia?

Bien, para empezar quiero aclarar una cosa, o dos, ¿El italiano? Como ya te habrás imaginado, es la cosa más caliente que podrías encontrar.

¿José? José es José, ¿Qué mierda puedo hacer para describirlo? Él está… corrompido. Y digamos que tiene un jodido y brillante ticket de entrada VIP con destino al infierno.

Esta es mi oscura y algo disparatada divagación, así que no me culpes por mercionar en más de una ocasión lo caliente que es el italiano. Así que comienzo retrocediendo unos años atrás. Preparate.

Hace 6 años

Con el pasar de los años me sentía más… sabía, responsable,madura… ¡NAH, mentira!

Ahora que tenía 11 años y la vida pasaba con su habitual rapidez, un día eras una niña que disfrutaba de ir al parque con tu madre y amigos y al día siguiente eras una habitante más con miedo de jodidamente hacer algo “normal”.

Y si te lo preguntas, no, no me volvía ni más madura, ni responsable, ni mucho menos sabía.

Así que superando ese hecho. Regresemos a lo importante: mi historia.

Hace 3 meses, un 13 de marzo, había cumplido 11 años,para celebrarlo mi mamá había cocinado un delicioso y sabroso pastel de chocolate.

Se suponía que Alma y José, como era nuestra tradición, vendrían en la tarde a mi casa a comerlo. Yo había pensado que sería así, pero desde hace unos mesesAlma se había vuelto más “femenina”, según ella. Pero yo la describiría como más “cabeza hueca”.

Conforme iba creciendo y su cuerpo empezaba a cambiar, se vestía más… “vulgar” describiría yo con mi inocente e infantil mente. Su cabello lucía mejor con el corte en capas que había hecho. Pero su maquillaje, Dios, el maquillaje, era lo peor.

Yo no encontraba el sentido en querer parecer un maldito payaso, los payasos daban miedo, eran falsos.

En cuanto a José, al ser un año mayor que yo había terminado la escuela y había logrado entrar a la Secundaria que él quería. Me era extraño asistir cada a día a clases sabiendo que no lo vería a la hora del recreo.

Estaba sola.

Ni Alma ni José se encontraban cerca de mí cuando quería alejarme de mis compañeras del salón de clases.

Un día él dijo que no importaba que no fuéramos a estar en la misma escuela, el siempre sería mi amigo y estaría en todo momento conmigo. En parte fue una mentira.

No recuerdo cómo fue exactamente pero Alma me había invitado junto con José a comer una tarde en su habitaul “reunión de chicas”, y también algunas amigas de ella habían asistido.

Yo estaba caminando hacia él para preguntarle si podría matar una enorme araña que estaba en el cuarto del baño y en el camino pude verlo, vi a José sosteniendo en sus brazos a Camila, quien presionaba sus manos en lugares del cuerpo de él que nunca creí que alguien tocaría.

Él posaba su mano en el trasero de ella y hacia unos sonidos raros, no entendía muy bien lo que hacían pero ese día algo dentro de mí que yo no era capaz de entender, se rompió.

Fue como si me faltara el aire y tuviera un enorme nudo en la boca del estómago y en la garganta. Y sentí por primera vez como si hubiera fallado en obtener lo que quería y le hubiera fallado a los sentimientos que tenía por ese estúpido ogro traidor.

Solo que no era un traidor, él tenía su vida y jamás conseguiría, ni con el paso de los años, que se fijara en mi. Yo solo era una niña insignificante a la que él quería como su propia hermana menor.

Y yo solo era la niña pequeña que tenía la desgracia de sentirse enamorada de alguien imposible. ¿Quién en su maldito sano juicio se enamora a tan corta edad?

No fui capaz de seguir viendo aquel vulgar espectáculo, por lo que corrí a mi habitación sin ser consiente que estaba llorando.  Y ese fue el día en que comprendí que jamás lograría volver a vivir mi vida como hasta ahora, desde ahora cargaría con el peso del conocimiento de mis sentimientos por José.

Ese día decidí que nunca dejaría que él supiera como me siento por el y haría todo lo que estuviera en mis manos por conseguir remplazar su lugar con alguien mas.
No debería ser tan difícil encontrar a alguien a quien amar, ¿No es así?

No hay comentarios:

Publicar un comentario