lunes, 23 de septiembre de 2013

Capítulo 1


PRIMER DÍA EN EL INFIERNO.

Literalmente.

Así que…se preguntarán por qué lo decía…

Bueno, la versión corta es que…carajo, en uno de mis arranques de…locuras…decidí que odiaba mi vida. Odiaba a la persona en la que me había convertido. Así, tal cual. Ahora…bueno…estaba…en la calle.

Sí, no estaba siendo muy específica…

¡Pero, vamos, estaba en shock!

Creí…la verdad no sé qué creí…

Pero siendo honesta no tenía el valor de arrepentirme y regresar con el rabo entre las patas.

Ya, lo dije.

¿En qué puedo ayudarle?la recepcionista me saca de mis pensamientos. Se trataba de…por qué negarlo, una prostituta. Al menos, lucía como una.

Miré sus labios rojos, claramente pintados con un labial de lo más corriente. Hice una mueca al ver sus grandes y falsos pechos que se desbordaban de su… ¿Vestido? Vestido, si es que podía llamársele así.

Ok, ¡Esa mujer no tenía ningún sentido de la coherencia…o de la moda, si a esas vamos!

¿Quién en su sano juicio se vestiría así?

No, no me podía quejar…probablemente ella era una mujer sumamente pobre…justo como yo lo era ahora. Es por eso que estaba en un…hotel de lo más barato y corriente. Por no decir motel, porque eso sonaba…muy lejos de mis límites, y necesitaba mi capacidad mental al máximo para averiguar qué haría ahora.

Zapateé en mi tenis mientras los nervios me inundaban.

Lo sé, al ritmo en que estaba actuando, no duraría mucho tiempo viva valiéndome solo por mí misma.

Pero era necesario…porque, siendo realmente honesta, no tenía ni puta idea de quién era como persona.

Sí, yo era una Coleman.

Sí, yo era la hermana de Vincent Coleman.

Sí, yo era una niña rica y mimada.

Sí, yo era una malcriada.

Sí, aunque me doliera…yo era una perra. Una perra manipuladora.

Y si…además de eso…no sabía quién era.

Soy Eva Coleman y…bueno, hasta allí llega mi presentación.

¿Hola? ¿Estás drogada o algo así?insistió la puta…digo, la recepcionista, haciéndome una cara de asco. Oh, genial, ella me tenía asco. ¡VAMOS! Yo no era la que mostraba sus grandes y horrendas tetas, ni la que tenía complejos de la edad. No era yo la que usaba un corriente labial de puta. No era yo la que apestaba a perfume barato. No era yo…ok, me desvié, lo admito, sí…sí…sí…te habrás dado cuenta de mi corta capacidad de concentración.

Quisiera una…habitación…por favorbalbuceé mientras me costaba tremendamente sacar las palabras de mi boca.

Estaba dudando de mi decisión… ¡Y AÚN NO HABÍA PASADO NI 30 MINUTOS DE QUE LA HAYA TOMADO!

Y estaba a punto de tener un ataque de nervios…si me ponía histérica, seguro no sobreviviría. Ok, nuevamente exagero. Estaba en…el lado pobre de la ciudad….no en la selva, así que…probablemente la policía me arrestaría por alboroto público. Y llamarían a mis familiares y todo regresaría a la normalidad. A excepción de que ahora, si me descubrieran, probablemente me mandarían a un internado…o una escuela militar…O PROBABLEMENTE UN PSICÓLOGO…O MEJOR AÚN, UN PSIQUIATRA.

La gente que conocía no paraba de decirme lo loca que estaba.

Ellos no me entendían.

El pago es en efectivodijo la señora Pechos de Silicón…o de… ¿plastilina? UGH. ¿Siquiera eran…cómo decirlo…de calidad? Porque déjame decirte que no mentía. Parecían unas enormes bolas de plastilina amoldada por un niño.

Una arcada salió de mi boca…

Joder. Joder. Joder.

¡Si seguí analizando a la mujer iba a vomitar!

UGH.

Le di un billete esforzándome por no tocar su mano…solo Dios sabía en dónde había estado su mano.

Otra arcada.

No te atrevas a vomitar en la habitación o juro que haré que tú misma limpiesme advierte la… ¿Mujer? SANTA PUTA VACA… ¿Era siquiera mujer?

La miré atentamente…su nariz era grande…ooooooooooooook…viéndola atentamente…realmente, realmente parecía un…travesti. JODER. Solo de pensar que tuviera entre sus piernas un pene y vistiera ese corto, cortísimo, vestido…

¡UGH! Asco, Eva… eres una maldita perra con una imaginación demasiado grande para tu linda cabezame lamenté en voz baja mientras me abanicaba con la mano tratando de recuperar el aire.

Inhala. Exhala. Inhala. Exhala.

Joder, chica…lo que sea que hayas tomado…no quiero probarlo nuncagruñó la...el…bueno…ya sabes...

Me lanzó la llave de la habitación mientras se giraba y caminaba al cuarto detrás de la recepción.

WOOOOOOOOOUUU.

Su trasero…

Su trasero era…

Salí corriendo de inmediato a la habitación siete. Mi número de la suerte, genial.

¿Dónde demonios había ido a parar?

Mierda…quería llorar.

Entré rápidamente en la habitación y cerré de un portazo tras de mí.

Una cama…un escritorio y una silla…una ¿cafetera?...un pequeño ropero… no había nada más. Una puerta me llevó a un pequeño y nada higiénico cuarto de baño.

Tiré mi maleta en el suelo.

¿Ahora qué?

Me había apartado de mi anterior vida…puede que me haya ido a los extremos, pero era lo único que se me ocurría.

Lo pensé por unos segundos…

Tenía dinero…

Tenía ropa…

Tenía mi dignidad por los suelos…

Tenía…toda una tonelada de culpa en mis hombros…

Bueno, ya descubriría qué haría.

Un golpe me hiso saltar del susto. ¿Qué…?

Otro golpe más…

Me acerqué a la pared en la que sonó….

Otro golpe más…

Pegué mi oreja tratando de escuchar mejor.

Otro golpe más…seguido de un fuerte y raro gemido…

Unos ruiditos y…

¡JODER, JODER, JODER! Tú y tu puta curiosidad te va a matar Eva…santas hojuelas…no solo piensas sobre el paquete de ese hombre de abajo que vestía como prostituta…ahora te acercas a las paredes en un jodido motel…solo para escuchar a unos animales follar como…UGHlloriqueé caminando en círculos en el centro de la habitación.

Habrás notado que hablaba conmigo misma en voz alta.

Bueno, todos necesitábamos a alguien que nos escuchara…y nadie quería escucharme…solo yo misma…y en esos momentos de verdad quería callarme con una mordaza a mí misma.

Grandes lágrimas brotaron de mis ojos mientras seguía caminando en círculos.

Cinco minutos después de mi momento de debilidad (mejor conocido como berrinche…o ataque de histeria) me acosté en la cama.

Cerré mis ojos fuertemente.

No quería pensar en nada. No ahora. Eso lo haría después.

Un cosquilleo se formó en mi brazo.

Lo ignoré.

Otro cosquilleo más se extendió.

Levanté mi cabeza de golpe… ¿Qué?

OH POR DIOS…OH POR DIOS…OH POR DIOS…lloriqueé en voz alta mientras saltaba de golpe de la cama y sacudía mi brazo frenéticamente¡MALDITO ENGENDRO DEL DEMONIO!

JODER…CÁLLATE PERVERTIDAgritó una voz proveniente de la habitación de los conejos…digo, pareja. ¿Yo era la pervertida?

Finalmente la cucaracha cayó al suelo…lejos de mi mano.

Hija de puta.

¡Se había atrevido a tocar mi bella piel!

Oh, ahora estaba enojada.

Correteé detrás de ella y en un impulso la aplasté de una pisada.

El crujido viscoso que hiso…JOOOOOOOOOOOOOODER.

¡GUACAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAALAAAAAAAAAAAA!chillé haciendo arcadas.

Los nervios me recorrieron el cuerpo entero y antes de detenerme tuve que ir a vomitar al baño.

Cuando terminé me negué a sentarme en el suelo…Dios sabe la cantidad de bacterias que tiene. Caminé a la habitación. Estaba igual de mugrienta de seguro.

¿Y ahora qué?pregunté en voz alta y lastimosa.

Con todo el asco del mundo…y la dignidad por los suelo, demonios, por el subsuelo…me acosté en la cama después de una hora de quejarme. Era eso…o dormir en la silla…o en el suelo.
Sí, era patética.

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