Alanna
Junio de 2005
Héctor
tuvo que cambiarse de escuela debido a que su familia se mudaría a otra ciudad,
pero antes de irse me dejó como recuerdo su collar en forma de estrella que
siempre llevaba puesto desde el día en que lo conocí, y que no dejó que nadie
tocara. También me dio una copia de una foto que nos tomó su mamá un día que él
y yo estábamos jugando.
En
la fotografía ambos estamos viéndonos fijamente y da la intención de que nos
gustábamos, aunque solo jugábamos a ver quién podía aguantar más sin parpadear.
Aunque eso no lo sabía Tristán, quien se molestó al verla.
El
día en que nos despedimos llegué llorando a mi casa y me encerré en mi cuarto
para seguir llorando un poco más. Héctor se había vuelto un buen amigo mío.
Decidí que la fotografía la pondría en mi mesa de noche para poder verla
siempre.
Tristán
pasó caminando por el pasillo mientras venía a arrastrarme a donde sea que él
quisiera, se detuvo para saludar y vio la fotografía. Intentó quitármela para
verla y aunque me resistí, terminó consiguiéndolo al sentarse sobre mí.
—Eres
un idiota—. Suspiré en modo de rendición.
—Y
tú una debilucha, princesa—. Rezongó de manera divertida.
—¿Alguna
vez te he dicho que estás gordo? Porque de ahora en adelante lo empezaré a
hacer…terminarás siendo un ogro obeso que ninguna niña va a querer.
—No
estoy gordo—dijo ofendido.
—No,
solo estás pesadito…quítate de encima o me aplastaras, idiota.
—Estás
siendo cada vez más grosera—. Se quejó, ignorando sabiamente el hecho de que
justamente él me enseñaba malas palabras.
—Y
tu cada vez más tarado.
Se
quedó en silencio observando la foto, pero al final se levantó y se sentó en
una esquina de mi cama. Me di la media vuelta y terminé acostada boca arriba.
—Lucen
intensos—dijo por fin después de un silencio entregándome la foto de mala gana.
—No
es cierto—mi voz sonaba ofendida.
—Veo
que tienes nuevo collar—señaló el collar de Héctor como si fuera mierda de
perro colgando de una cadena. Imbécil.
—¡Oh,
sí! Fue un regalo de Héctor…se cambió de escuela y quería que lo recordara.
Como ya sabes e insistes en ignorarlo.
—Qué
bien.
¿Qué
bien? ¿Eso es todo?
Más
silencio incómodo.
Intenté
distraerme viendo fijamente a Tristán, por primera vez pude notar los cambios
que su cuerpo estaba sufriendo su cuerpo. Era muy delgado y estaba creciendo
demasiado para mi gusto, tomando en cuenta que yo no crecía en absoluto, a su
lado me veía enana.
—Estás
creciendo mucho—dije para hacer que me mirara a la cara.
—Un
poco, sí—respondió—también tú algún día lo harás.
—¿Crecer?
No lo creo, estoy consciente de que me quedare pequeña por el resto de mi
vida—. Exclamé con dramatismo.
—No
pienses así…es cuestión de tiempo para que tu cuerpo cambie y también lo harás
tú.
—¿Así
como tú? No, yo siempre seré enana, aunque muy probablemente lo compensaré
volviéndome rebelde, haciéndome un tatuaje e iniciándome en la vida loca, ya
sabes… alcohol, drogas—. Añadí en broma.
—No
te permitiré que hagas de las tuyas…tendrás tus tres guardaespaldas personales
que te harán la vida imposible.
No
pude evitar reírme histéricamente, conociéndolo como lo conozco, al igual que a
Franco y a Vladimir, no bromea con eso de hacerme la vida imposible. Ya veía mi
futuro como un dolor en el trasero. Había momentos en que me arrepentía de
haberlos hecho mis amigos.
—Eso
significa que tendré que decir adiós a todos los niños con los que tendría que
divertirme, adiós al alcohol, al sexo, a las drogas y adiós a mi vida.
—¿Sexo,
alcohol y drogas? —Preguntó sorprendido y molesto—. ¿Eso es lo que planeas para
tu futuro?
—¡Oh,
sí! Pero me faltó también despedirme de tener novio—agregué para molestarlo.
—Novio…—murmuró
pensativo y asqueado.
Yo
solo quería reírme de su cara.
—Sí,
novio…ya sabes, aquel al que puedes besar, abrazar y tocarle el trasero-—le
informé amargamente recordando lo que él hiso con Alexa hace un par de semanas.
—Wow,
espera… ¿Tú…?—no fue capaz de terminar la pregunta. Sus mejillas se sonrojaron.
¡Atrapado!
—Siempre
creí que podrías ser mío…pero solo eres un ogro y creo que deberías retirarte…quiero
estar a solas con mi foto—dije amargamente. Es decir, primero me robó mi primer
beso y después… ¿Le agarra el trasero a Alexa? ¡¿Qué carajo tenía en la
cabeza?!
¡Y
no, no estoy celosa!
Argh.
Solamente
quería tirar a Alexa por un precipicio.
—¿Pensabas
eso? —casi gritó sorprendido.
Oh,
ahora estaba ofendida. Imbécil.
—No
te preocupes…ya sé que no es así…la puerta está abierta y sé que tu trasero
cabe por allí.
No dijo nada más, solo pasó su mano por mi brazo en lo que pretendía ser
un gesto de consuelo, y salió de mi cuarto sin darse cuenta que estaba
llorando. Los hombres a veces eran tan insensibles. Y yo había sido una tonta
por tratar de verlo como algo más que un enemigo amistoso, después de todo solo
teníamos once años, todos confundimos al amor a esa edad. Era una simple broma
de la mente, que ignoraría hasta el resto de mis días.
por favor sube mas capitulo te sigo desde ARGENTINA adoro tus libros , pero me encanta ERES..LO QUE AMO ODIAR porfi sube mas capitulos
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